Edison,
norteamericano típico, salido prácticamente de la nada, aprendiz en múltiples
oficios, autodidacta, infatigable, amigo del éxito y del dinero como tantos
paisanos suyos, dotado de un talento sobresaliente para las realizaciones de
tipo práctico, legó al mundo una serie de inventos- desde el gramófono a la
bombilla eléctrica, que han contribuido decisivamente al progreso material del
siglo XX. Y también una curiosa imagen: la de un hombre eminente, pero no del
todo convincente.
Hacia
mediados del siglo XIX Nancy Elliot daba clases a su hijo en el porche de la
casa, incluso en vacaciones; pues, el maestro de la localidad había echado a su
hijo de la escuela, diciendo sin rodeos que el muchacho tenía una mente tan
obtusa que intentar enseñarle algo era perder el tiempo.
Este
muchacho tan cerrado, incapaz de aprender nada, se llamaba Thomas Alva
Edison.
La
inteligencia del niño se despertó de súbito a los nueve años; merced a un libro
que le presto su madre: Escuela de Filosofía natural”. El muchacho quedó
fascinado. En ese mismo momento se despertó su verdadera vocación: hacer
experimentos y transformar las teorías en una realidad práctica. Instaló en el
sótano de su casa un laboratorio propio y personal. Quería realizar por
si mismo los experimentos que figuraban en el libro de Green Parker.
A
los doce años se despertó otra de sus grandes ilusiones: ganar dinero. Y
hacerlo por sí mismo. Con doce años se emancipó para llevar una vida
independiente.
Este
abandono del hogar no fue ningún acto de rebeldía; ni por desprecio hacia sus
padres; ni para vagabundear por el mundo. Lo que pretendía era ganar dinero por
su cuenta.
Consiguió
autorización para vender periódicos y chucherías en el tren que cubría el
trayecto de Port-Huron a Detroit. A la ida vendía chucherías, y a la vuelta los
periódicos que se publicaban en Detroit.
Con
el estallido de la Guerra de Secesión, sus perspectivas fueron mejorando.
Comprobó que la gente estaba ansiosa por conocer el resultado de las batallas. Se
puso de acuerdo con el telegrafista, y este enviaba a las estaciones que se
plasmaban en unas pizarras, añadiendo que los detalles los encontrarían en los
periódicos. Esta estratagema incrementó su venta de periódicos, y con ello
logró amasar una pequeña fortuna.
Cuando
concluía de vender periódicos, nunca antes de las once la noche, comenzó a hace
pruebas experimentales con el telégrafo.
La
suerte quiso que salvara de ser atropellado al hijo del jefe de estación de Mount
Clemens. Este, en agradecimiento, le enseñó durante tres meses a telegrafiar.
Los
vagones del tren fueron su nuevo laboratorio rodante. Consiguió a bajo precio
una maquina de imprimir, y comenzó a publicar un periódico por su cuenta
llamado: Weekly Herald. Llegó a
tirar hasta 700 ejemplares.
Un
incendio en el vagón trajo como consecuencia que todo fuera a parar a la vía, y
a Thomas le regaló una sordera para toda la vida, de los palos que el
conductor del tren le propinó.
De
regreso al hogar, y ante la prohibición de sus padres a que hiciera
experimentos, decidió publicar otro periódico, dedicado a los chinchorreos del
pueblo. Duró poco la publicación. El tiempo justo de que un ciudadano ofendido
le diera una paliza y le tirara al rio.
Para
poder dormir en el trabajo, inventó un dispositivo que marcaba las horas por
él; pero, al ser descubierto decisión marcharse antes de ser despedido.
Inventó
un sistema para que en el Parlamento se registraran los votos. Era algo
sensacional. Una comisión lo encontró sencillamente perfecto; tan perfecto que
tuvieron que rechazarlo.
Logró
arreglar el sistema de cotizaciones de la Gold Exchange, que se había averiado
por completo, en el breve espacio de dos horas; lo que le proporcionó un
trabajo de 300 dólares al mes.
Más
adelante, tras fundar una sociedad de “Ingenieros electricistas” pidieron
a Edison, a título personal, el diseño de un sistema de control de las
cotizaciones; tan a satisfacción que le ofrecieron comprarle la patente.
Edison
pensaba pedir 3.000 dólares, pero dijo:
-Hágame
Ud. una oferta.
-
¿Qué le parecen 40.000 dólares?
Edison
tenia 23 años, y le tuvieron que enseñar cómo se abría una cuenta corriente en
un banco.
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