sábado, 4 de mayo de 2019

ANDORRA/ Una república con dos príncipes


Hace unos pocos años Andorra era un valle perdido en los Pirineos donde no lleva ni la carretera; una reliquia feudal regida a la vez por el obispo de Urgel y por el presidente de la República francesa. Actualmente es un animado centro turístico y prospero emporio comercial. Su escasa población nativa, se encuentra sumergida cada fin de semana, por alud de millares de viajeros que visitan el principado.
¿ Cómo se ha formado este diminuto país?
“Carlemany, el nostre pare...”  así empieza el himno oficial andorrano: proclamando su fidelidad al gran emperador que mereció se llamado “ el padre de Europa”. Y así empieza también la historia y la leyenda de este pequeño país, aunque sus orígenes remotos son mucho más lejanos. Polibio nos habla ya de los “andorranos” al describir los diversos pueblos iberos.
El nacimiento de los valles de Andorra como entidad política se produce en la época carolingia. En el acta de consagración de la Catedral de Urgel, fechada en el 839, hallamos documentadas las seis parroquias que aún hoy forman el Estado de Andorra.
En el siglo XI, el obispado infeudó estas posesiones a los señores Caobet, de quienes heredaron los derechos feudales, a principios del siglo XIII los condes de Foix. Esta fue la divisa de los señores de Foix: “Tócame si te atreves”. Más tarde cambiado por los andorranos por el de “ “Valientes y unidos”.
Situados entre los obispos de Urgel y los condes de Foix, los andorranos debieron desplegar toda su astucia y todo su valor para nos ser devorados por tan poderosos señores. Quizás tuvieron presente aquel refrán árabe que aconsejaba: “Cuando se sirve a dos señores y no queda otro remedio, hay que ofender al más poderoso”.
Las frecuentes disputas entre los condes y los obispos se solucionaron por medio de los acuerdos llamados “pareajes”.
El obispo de Urgel en 1419 creaba un “ Consel General Popular”
Tras su anexión al reino de Aragón en 1512 por Fernando el Católico los reintegro unos años más tarde a su segunda esposa Germana de Foix ( ya conocida por anteriores relatos).
El principado se regía, en la práctica, por unas normas que se transmitían verbalmente; y no fue hasta el siglo XVIII que estas máximas de buen gobierno fueron recogidas por escrito. Eran, en total, 55 normas que el jurista andorrano Antoni Fiter i Rossell recopiló en el año 1748 , en el volumen llamado “ manual digest”.
La Revolución Francesa, al abolir todos los derechos feudales, renunció a los que pudiera ostentar sobre la pequeña república, pero a petición de los propios andorranos (que no querían verse sometidos únicamente al obispo de Urgel) el emperador Napoleón , por un decreto imperial de fecha 26 de marzo de 1806, transformó el coseñorío tradicional en coprincipado, con el consentimiento del pueblo andorrano y de la mitra de Urgel.
Las revoluciones y las guerras civiles españolas tuvieron sus repercusiones en Andorra, que se dividió en conservadores y liberales: los primeros episcopalistas; los segundos francófilos.
La llamada “Ley de la nueva reforma” promulgada en 1866 por el obispo José Caixal, representó una cierta democratización; pero las rivalidades internas y las divergencias entre los dos copríncipes no alcanzaron su punto culminante hasta 1867, a propósito del establecimiento de un casino de juego.

Texto de David Ferrer.

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